
¿Has visto alguna vez a tu hijo preferir jugar con la caja en la que viene un juguete nuevo antes que con el propio juguete? ¿O incluso con otro objeto cotidiano antes que con un juguete nuevo? Si te ha ocurrido, entonces comprenderás muy fácilmente qué es el juego heurístico.
Hoy en día, los niños están rodeados de juguetes ruidosos y coloridos que llaman su atención, que son fantásticos para estimular algunos de los sentidos.
Lamentablemente suelen carecer de las propiedades sensoriales y heurísticas fundamentales para apoyar el pensamiento creativo y la capacidad de resolución de problemas.
Según el DRAE la palabra heurístico se define como “Técnica de la indagación y del descubrimiento”. Por lo que el término juego heurístico se acuñó para describir la interacción de bebés y niños con objetos cotidianos, y no con juguetes.
¿Qué es el juego heurístico?
El término juego heurístico fue acuñado por Elinor Goldschmied en la década de 1980. En uno de sus libros lo definió en estos términos:
“En pocas palabras, el juego heurístico consiste en ofrecer a un grupo de niños, durante un periodo de tiempo definido y en un entorno controlado, un gran número de objetos y recipientes con los que juegan libremente sin la intervención de los adultos”.
El juego heurístico tiene que ver con la curiosidad y la exploración. A medida que los niños seleccionan, manipulan, exploran y comparan los objetos, descubren lo que el objeto puede y no puede hacer.
A veces, esto incluye compartir con otros niños, y descubrir mediante la observación lo que los demás han podido aprender sobre lo que hacen los objetos. Este intercambio es espontáneo.
¿Por qué el juego heurístico es bueno para nuestros hijos?

Los mejores juguetes educativos son aquellos cuya forma de enseñar no es evidente. Esto podría condensarse en la frase: «Los juguetes que hacen menos, en realidad enseñan más». Estas son algunos de los beneficios del juego heurístico.
Estimula la creatividad y la imaginación
La imaginación es el motor del juego heurístico. Con el juego heurístico, las oportunidades de juego abierto permiten a los niños explorar, aprender y desarrollarse de forma totalmente natural.
Favorece la motricidad gruesa y el desarrollo cerebral
Los bebés y los niños pequeños, en particular, necesitan una variedad de exploración sensorial para apoyar su crecimiento y desarrollo cognitivo. Con el juego heurístico, son capaces de hacerlo a una escala mucho más amplia que con los juguetes tradicionales.
Estimula múltiples sentidos y el pensamiento crítico
Cuando un niño pulsa un botón y éste hace un sonido, aprende que esta acción hace ese sonido y que ese sonido se corresponde con el contexto de esa página en particular. Y poco más.
Con el juego heurístico, los niños pueden emitir sonidos al golpear diferentes objetos entre sí y contra otra superficie. A diferencia del juguete, esto les lleva a averiguar el contexto por sí mismos: ¿por qué ha hecho esto ese sonido? ¿Qué pasaría si golpeara este objeto con otro diferente?
Todas estas preguntas sólo surgen explorando y son mucho más valiosas más adelante, cuando nuestros hijos necesitan desarrollar ciertas habilidades como la innovación y el pensamiento crítico.
Promueve el aprendizaje matemático temprano

Cuando un niño está expuesto a una variedad de objetos que varían en tamaño, forma, peso y textura, el tiempo que pasa explorando favorece su aprendizaje conceptual matemático.
Esto no suele ocurrir con los juguetes típicos, ya que la necesidad de explorar disminuye cuando saben para qué sirve el juguete.
¿Cómo fomentar el juego heurístico?
Para favorecer el aprendizaje y el desarrollo de tu hijo, lo único que tienes que hacer es ofrecerle más oportunidades de descubrimiento y aprendizaje.
Puedes utilizar el método del «cofre del tesoro», en el que llenas una caja con objetos heurísticos de diferentes tamaños y texturas y dejar que los niños los descubran por sí mismos. Deben ser objetos seguros para su edad, incluso si se trata de objetos cotidianos.
Obviamente, siempre hay que estar vigilantes, pero es esencial que les dejes la libertad de elegir y explorar los objetos sin ofrecérselos primero. Sólo recuerda rotarlos con cierta frecuencia para fomentar experiencias de aprendizaje nuevas y diferentes.