
Aunque hay muchas maneras de definir la empatía, con frecuencia se define como la capacidad de entender la perspectiva o la experiencia emocional de otra persona y relacionarse con ella mientras se mantiene el control de sus propias emociones.
A menudo se considera a la empatía una característica innata de todo ser humano. Pero como padres podemos hacer mucho para ayudar a mejorar la empatía de los pequeños, es decir su capacidad de comprender mejor los sentimientos de los demás.
Muchos juegos que los padres practican con los bebés dependen enteramente de su capacidad de ser empáticos. A través del juego los niños aprenden a conocer (y a darle nombre) a las emociones, y esto les permite construir los cimientos de la empatía.
Las investigaciones demuestran que los niños que son capaces de considerar los sentimientos de los demás generalmente se involucran en un comportamiento más sociable y puede ayudarles a reducir la ansiedad social.
Existen formas en que los padres pueden ayudar a los pequeños a desarrollar la empatía, para que comiencen a considerar y preocuparse por las perspectivas de los demás. Te contaré sobre 5 de las que me han funcionado a mí personalmente.
Charla sobre las cosas favoritas
Aprender que el animal favorito de mamá era diferente al suyo, inicialmente dejó perpleja a mi hija. ¿Está bien para ella tener un animal favorito diferente al de mamá? ¿Cómo podría mamá no amar a las ballenas más de lo que ama a las tortugas?
Discutir las cosas favoritos (comida, canciones, disfraz favorito para una fiesta o cualquier otra cosa) con niños de 2 o 3 años les ayuda a empezar a darse cuenta y a aceptar que existen otras perspectivas.
Cuando los niños empiezan a entender que otras personas tienen preferencias diferentes a las suyas, están en el camino de darse cuenta de que los demás tienen sentimientos diferentes.
Practicar la amabilidad (y no fingirla)

Mostrar la empatía en acción es quizás la forma más efectiva de desarrollar la empatía en los niños. Y es algo que aprenden desde que son bebés, pues los padres que responden a la angustia de sus hijos con cuidados empáticos dan a los niños una experiencia de primera mano sobre la empatía.
Por eso es esencial tener y mostrar empatía hacia los niños pequeños, incluso durante una crisis. Los niños también son famosos por sentir la hipocresía de los padres.
Si a los niños pequeños se les instruye a ser amables, pero no se les habla ni se les trata amablemente, no internalizarán el valor de la amabilidad.
Mostrar empatía en otras áreas de la vida
Cada comportamiento suma en la labor de desarrollar la empatía en los niños. Mostrarse empáticos con familiares, vecinos o incluso extraños, puede demostrar el valor de ser amables y de preocuparse por los sentimientos de los demás.
Por ejemplo, imagina que estas caminando con tus hijos y ves a alguien perder un paraguas. Puedes decir: ¡Miren!, esa señora acaba de perder el paraguas, se mojará si llueve. ¡Vamos a tratar de recuperarlo!
Este tipo de acciones permiten que los niños actúen por sí mismos con empatía y amabilidad ante los demás.
Deja a los niños sentir todo el espectro de sentimientos

Ocultar a un niño pequeño la muerte de la mascota familiar o evitar hablar de un abuelo enfermo puede parecer una forma de evitar herir los sentimientos de un niño. Pero hacerlo puede robar a los niños la oportunidad de experimentar emociones universales como la tristeza y la pérdida.
Y cuando los niños no experimentan la negatividad por sí mismos no aprenden a lidiar con estos grandes sentimientos de manera saludable. De esta forma carecen de la base para entender las experiencias negativas de los demás.
En cambio, al reconocer y normalizar los momentos tristes les permite aceptar esos sentimientos cuando vienen de los demás. Reconocer la humanidad en otra persona puede ayudarnos a actuar amablemente y con empatía.
Muestra tus verdaderos sentimientos
Muchos padres se contienen de expresar emociones negativas fuertes delante de los pequeños. Pero los niños también pueden beneficiarse al ver a sus padres expresar emociones negativas en dosis apropiadas.
Si te sientes triste, por ejemplo, está bien ser abierto con tu hijo al respecto. Después de todo, tu hijo de seguro es capaz de sentir el cambio de tus emociones y estados de ánimo. Hasta que lo expreses adecuadamente no tendrán un modelo saludable que imitar.