
Para muchos niños puede ser un desafío adaptarse a situaciones donde debe socializar, ya sea una fiesta de cumpleaños o una cita para jugar, incluso cuando realmente quieren estar allí. La ansiedad en situaciones sociales no es algo tan raro como muchos creen.
Los grupos numerosos pueden ser intimidantes incluso para el niño más extrovertido. Así que para los que son sensibles o propensos a la ansiedad puede ser una transición difícil. Para todo padre es doloroso ver a un hijo incómodo en situaciones en las que debería estarse divirtiendo.
Pero hay algunas estrategias (emparejadas con una buena dosis de paciencia) que los expertos y otros padres han encontrado útiles. En este artículo te contamos algunas cosas que puedes hacer para reducir la ansiedad en situaciones sociales de tu pequeño.
Ajustar las expectativas
Algunos padres pueden sentir cierta presión para que sus hijos sean como la mayoría de los niños. Pero si la dificultad de enfrentar las situaciones sociales se ha convertido en un patrón, es importante aceptar que esto es parte de la personalidad de tu hijo y no una deficiencia.
Muchos niños se quedan sentados en una fiesta, sin interactuar con los demás. Pero esto no significa que no se estén divirtiendo, en muchos casos sí lo están haciendo. Esto puede ser frustrante en ocasiones, pero es importante que el pequeño sienta que no hay nada malo con él.
Sus sentimientos son tan reales o justificados como los de cualquiera. Ajustar las expectativas de cómo debe comportarse el niño debe ser lo primero para todo padre.
El conocimiento es poder

Una de las cosas más efectivas que puedes hacer para reducir la ansiedad en situaciones sociales es brindarle el mayor conocimiento posible sobre el evento. Saber dónde será, quién estará allí y qué podría pasar ayuda a reducir la incertidumbre.
Ensayar situaciones y hacer juegos de rol también son excelentes herramientas para el niño socialmente ansioso. El propósito es hacer que la actividad se sienta menos nueva y aterradora, por lo que el niño no se sienta tan abrumado cuando llegue el momento en realidad.
Aunque no todos los aspectos pueden ser predecibles, obtener una idea general de lo que puede pasar ayuda a los niños a sentirse mucho más cómodos.
Pequeños pasos y paciencia
Con los niños que se ponen nerviosos en situaciones sociales, no es realista pensar que podrán enfrentarlas rápidamente. Probablemente necesitarán un tiempo extra, y tendrán que adaptarse a su propio ritmo.
Muchos querrán permanecer alejados observando durante un tiempo antes de participar activamente. Llegar temprano a cada cita, reunión o fiesta puede ser otra táctica útil, para ayudarlos a aclimatarse a la nueva situación. Y por supuesto cada éxito merece elogios.
Encuentra un compañero

Conectar una situación novedosa con lo conocido puede ser una herramienta útil para superar la ansiedad en situaciones sociales.
A veces puede ser tan simple como llegar con alguien con quien tu hijo ya se sienta cómodo. La mayoría de las personas se sienten más cómodas al entrar en nuevas situaciones sociales con alguien de confianza, así que ¿por qué no deberían hacerlo los niños?
¿Cuándo es útil presionar y cuándo es mejor ceder?
Como con tantas cosas en la crianza de los hijos, hay momentos en los que es apropiado empujar suavemente a tu hijo, y otros en los que es hora de dar marcha atrás. Debe existir un equilibrio entre asegurarse de que tu hijo se sienta seguro y empujarlo a una nueva situación.
Si un niño no quiere tener citas de juego, por ejemplo, los expertos sugieren tomarlo con calma. Puede comenzar acompañando a un vecino más pequeño por cortos periodos de tiempo. O programar las citas de juego en algún lugar que conozca muy bien y le guste.
Del mismo modo, hay que saber cuándo es el momento de lanzar la bandera blanca y retirarse. Algunos niños que sufren de ansiedad en situaciones sociales puede ponerse tan nerviosos hasta el punto de tener síntomas físicos; dolor de estómago, náuseas, etc.
Estas son manifestaciones reales de su estrés. Una vez que llegue a ese punto, es necesario detenerse y hacer algo para revertir la situación hasta que se calme y se sienta seguro nuevamente.