
Leyendo otro correo electrónico de la escuela de mis hijos solo espero que todo sea más fácil que en primavera. Todo fue tan repentino, con cierres inmediatos y tratando de entender todo lo que pasaba a medida que ocurría. Ahora intentamos sacar lo mejor de esta experiencia.
Así que, en caso de que nuevamente nos toque hacerlo, podemos hacer muchas cosas para ayudar al aprendizaje a distancia de nuestros hijos. Así puedes convertir esta contingencia en algo mucho más manejable para el pequeño y para la familia.
Simplificando la comida
Hace unos meses toda la casa parecía un comedor. Tengo tres niños y siempre había alguno comiendo. Mientras uno almorzaba el otro se preparaba a desayunar, y aunque son algo independientes era algo estresante de ver.
La mejor manera que encontré, para manejar este comedor de 24 horas en que se había convertido nuestra cocina, fue plantear nuestro día como si estuviéramos saliendo de la casa. Así que les empacaba almuerzo y bocadillos la noche anterior a cada uno.
Cuando todo está listo para comer, es mucho más fácil organizar las clases en línea y prestarles atención si lo necesitan. Esto puede ayudar al aprendizaje a distancia y reducir la carga de trabajo de quienes preparamos la comida y lavamos todo el desastre posterior.
Muévete un poco

Con tanto tiempo atados a una pantalla, la vida se vuelve rápidamente sedentaria. Sabemos que nuestros hijos necesitan estar activos, pues el movimiento alimenta su salud mental y física.
Irónicamente, estar activos es lo que nos permite sentarnos y prestar atención luego. Quema el exceso de energía, refuerza nuestras endorfinas y hace que nuestra sangre bombee.
Si queremos ayudar al aprendizaje a distancia para que sea exitoso es importante incorporar en la rutina múltiples oportunidades de mantenerse en movimiento. Corre alrededor de la casa, organiza una fiesta de baile de 10 minutos, o incluso algo de hula hoop antes de la cena.
Como beneficio adicional este rato de ejercicio será completamente libre de pantallas y de preferencia hacerse al aire libre siempre que sea posible.
Fijar una hora final
Es muy fácil seguir trabajando o estudiando más tiempo del necesario porque siempre hay más cosas que hacer y está al alcance de nuestra mano. Decidir horas de salida y de entrada de las actividades puede marcar una gran diferencia a la hora de estructurar el tiempo en casa.
Cuando se tiene una hora de finalización, los niños deben cerrar los ordenadores, dejar de lado las tareas escolares y hacer otra cosa. Dar por culminada la jornada en forma predecible es algo que puede ayudar al aprendizaje a distancia, especialmente a mejorar su atención.
Priorizar el tiempo con los amigos

Una de las cosas que los niños más extrañan de la educación presencial son los horarios regulares para estar con los amigos. Saber eso y convertirlo en una prioridad puede hacer una gran diferencia para la salud mental de tu hijo.
Aunque requiere algo de creatividad, esto puede hacerse a través del videochat o incluso con algunas actividades cara a cara, respetando la distancia y las normas. Establece con otros padres un día a la semana en el que cada niño tenga una «cita de juego».
Saber que puede esperar una visita externa con sus mejores amigos en un día y a una hora específica puede hacer que toda la semana sea más fácil.