
Tengo un hijo pequeño de apenas 3 años, y ya estoy comenzando a preocuparme por cómo será cuando sea mayor. No necesita tener los modales que la realeza exhibe (en público), pero que aprenda a decir “por favor”, “gracias” y “disculpe” apropiadamente es importante para mí.
Tampoco quiero que sea uno de esos jóvenes que contestan con brusquedad ante cualquier pregunta de un adulto. Así que, ¿cómo inculcar buenos modales a los niños, y que estos los aprendan realmente?
Si te cuesta enseñar modales sencillos a tu hijo (o estás demasiado agotada para empezar), aquí tienes unas cuantas técnicas sencillas que te ayudarán a que los modales formen parte de la vida cotidiana, en lugar de ser un objetivo lejano que alcanzarás con el tiempo.
Empieza sencillo y pronto
Nunca es demasiado pronto para, al menos, practicar los modales delante de los bebés y los niños pequeños. Predicar con el ejemplo es la mejor forma de inculcar buenos modales y, cuando los niños empiezan a hablar, las palabras de cortesía deberían formar parte del vocabulario aprendido.
Simplemente, añadir “gracias” o “por favor” de forma natural a lo largo del día cuando te diriges a ellos puede ser el inicio de algo importante. Los padres que asumen que los modales son demasiado formales tardan unos 13 o 14 años (como mucho) en despertar de su error.
Muestra constancia y empatía

Como ocurre con la mayoría de las cosas que intentas enseñarles, es importante la constancia. Si conviertes los modales en una lección errática, o algo que solo te preocupa cuando estás molesta o incómoda por algo que hicieron, es menos probable que aprendan algo.
No esperes sólo a los momentos importantes, tómate tu tiempo para que entiendan por qué es importante comportarse apropiadamente. Toma en cuenta que, cuando son pequeños, su capacidad de atención y su vocabulario son limitados, así que sé constante.
Por otra parte, no uses los buenos modales como una forma de castigo. Obligar a darse la mano y a pedir disculpas, cuando aún no lo sienten, solo los llenará de vergüenza, lo que anula completamente el propósito de practicar buenos modales.
En lugar de eso ayúdales a desarrollar la empatía hacia los demás, describiéndoles cómo su comportamiento está afectando negativamente a otras personas. De esa manera el perdón que eventualmente (y con suerte) llegará será sincero y auténtico.
Practica lo que predicas
Si estás tratando de enseñar a tu hijo a comportarse de forma amable, no ayudará en nada si no modelas este comportamiento a diario. Los niños observan y asimilan mucho más de lo que creemos. ¿Te sorprende si aprende muchas palabrotas? Quizás las dices demasiado.
Los expertos indican que, para inculcar buenos modales, hay que estar atentos a la forma de relacionarse con todo el mundo, ya sea con tu pareja, con los cajeros del super o con la gente que te cruzas por la calle. Unos pocos ejemplos pueden servir de mucho.
Puedes hacerlo cediendo a alguien una plaza de aparcamiento cuando tu hijo te acompañe a hacer la compra, o dejando que alguien pase antes que tú en la fila.
Métete en el personaje

El juego de roles es otra gran forma de inculcar buenos modales. La mayoría de los niños, especialmente aquellos que tienen fobias o ansiedad social, pueden beneficiarse de un poco de simulación de comportamientos.
Digamos que tu hijo recibe un regalo de la abuela y lo tira al suelo porque en ese momento, de repente, no le gusta la ropa que le regalan. No hay que enseñar al pequeño a contener su reacción natural y tampoco enseñarle a mentir.
En lugar de esto puedes sugerirle, a través del juego de rol previo, a decir “Gracias, te quiero” a su abuela. Esto demuestra su bondad sin que el niño sienta que tiene que mentir. Puedes practicar esto antes de cualquier reunión, o antes de la Navidad o el día de Reyes.
Dar opciones
Imagina que tu hijo te interrumpe constantemente cuando estás hablando por teléfono o con otro adulto. Podrías decirle simplemente: “Es de mala educación interrumpir” o “Ahora mismo estoy hablando con mi amigo”, pero ¿cuándo ha evitado eso que un niño pequeño reclame tu atención?
En los niños pequeños ayuda mucho dar opciones. Algo como: “Veo que tienes muchas ganas de decirme algo, pero puedes mirar este libro un rato hasta que termine”.
Esto último hace que los niños sientan que tienen cierto control. Es humano perder la calma de vez en cuando, pero reconocer las emociones de tu hijo y darle opciones os ayudará a los dos.