
Durante los últimos meses todas las comunidades autónomas de España han adoptado el uso obligatorio de las mascarillas para controlar la propagación del COVID-19. Y medidas similares existen alrededor del mundo.
Las mascarillas deben usarse en público, especialmente cuando las medidas de distanciamiento social son difíciles de mantener. Para los niños es obligatorio a partir de los 6 años, pero es común ver a niños más pequeños usándolas, a pesar de que puedan ser incómodas.
Y es que las mascarillas de tela tienen algunas desventajas: Son calientes e incómodas, no cubren los ojos, y a la mayoría de los niños no les gusta usarlas. Ya hemos hablando anteriormente de consejos para ayudar a los niños a usar mascarilla.
Por eso algunos padres recurren en su lugar a las pantallas faciales. Estas barreras de plástico cubren toda la cara, incluyendo los ojos, con una barrera transparente. ¿Pero son realmente seguras? ¿Pueden sustituir a las mascarillas? Sigue leyendo para descubrirlo.
Las pantallas faciales son un buen complemento
No hay dudas que es más fácil acostumbrar a los niños a usar una pantalla facial que una mascarilla. Pero a pesar de su popularidad entre los padres ningún experto sanitario recomienda su uso como sustituto de las mascarillas.
Actualmente no hay evidencia que apoye la efectividad de las pantallas faciales para el control de las microgotas de saliva que se crean al hablar o toser. Los expertos recomiendan su uso sólo junto con las mascarillas, como una protección extra contra el COVID-19.
Las ventajas de la pantalla facial

Normalmente hechas de plástico, las pantallas faciales crean una barrera en toda la cara de una persona. Usarlas tiene varios beneficios para los niños:
- Las pantallas faciales no tocan directamente la cara, lo que puede resultar más cómodo para los niños, especialmente en climas cálidos y húmedos.
- Las gotas respiratorias pueden entrar por las membranas mucosas de los ojos. A diferencia de las máscaras faciales, las pantallas crean una barrera protectora sobre los ojos.
- El exterior transparente facilita la comunicación, especialmente para niños sordos o con necesidades especiales y trastornos de aprendizaje.
- No se necesita ajustar las pantallas faciales tan a menudo como las mascarillas. Menos contacto con la cara significa menos posibilidades de transmisión de COVID-19. También son mucho más fácil de lavar y volver a usar, casi de inmediato.
Las desventajas de la pantalla facial
El coronavirus se propaga principalmente a través de las gotas respiratorias de la tos y los estornudos. También puede ser transmitido por partículas en el aire que se liberan al hablar, exhalar, toser o estornudar.
A diferencia de las mascarillas (cuando son bien usadas) las pantallas faciales no proporcionan el mismo nivel de protección contra el COVID-19. La barrera de plástico no se ajusta bien a la cara, lo que significa que las partículas infecciosas pueden filtrarse por el fondo y los lados.
Además, no puede contener todas las gotitas que genera el portador, especialmente aquellas más pequeñas y que pueden llegar más lejos.
Cómo usar correctamente las pantallas faciales

¿Quiere darle a tu hijo una defensa adicional contra COVID-19? Puedes usar una mascarilla además de una pantalla facial. De este modo se cubre su boca, nariz y ojos, lo que disminuye sus posibilidades de contraer el virus.
Y si tu hijo tiene COVID-19 (asintomático, presintomático o con síntomas), el uso de una mascarilla con una pantalla facial puede proteger mejor a las personas que lo rodean.
Asegúrate de que tu hijo se lava las manos antes de manipular la pantalla facial. Limpia la pantalla entre cada uso con una toallita o paño limpio saturado de solución desinfectante hospitalaria u alcohol a un mínimo del 60%. ¡Lávate siempre las manos después de limpiar la pantalla!
Y aunque probablemente no podamos pasar un fin de año con todos nuestros familiares, asegúrate de que creas un ambiente que les permita seguir disfrutando de su vida y su infancia durante las fiestas navideñas.