Ser un mejor oyente para tu pequeño: Cómo aprender a serlo

Ser un mejor oyente para tu pequeño
Como padres, se nos llama constantemente, y de un millón de maneras diferentes, para que entremos en sintonía con ellos

Parece que siempre estamos escuchando a nuestros hijos. Siempre están hablándonos de sus cosas, de lo que miran en la TV o en la tablet y de lo que quieren hacer. Pero nos perdemos mucha información útil y valiosa simplemente por no estar en sintonía con ellos.

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Todos hemos sido culpables de estar demasiado distraídos u ocupados cuando nuestros hijos quieren hablar con nosotros. Sin embargo, existe un consenso entre los especialistas de que ser un mejor oyente para tu pequeño es una de las cosas más importantes que podemos hacer.

Como padres, se nos llama constantemente, y de un millón de maneras diferentes, para que entremos en sintonía con ellos. Es un vínculo que comienza desde pequeños y que nunca termina, ya que escuchar es la forma en que empatizamos con nuestros hijos.

Un camino de dos vías

Escuchar a los pequeños les permite saber que sus pensamientos y sentimientos importan, y que lo que dicen es comprensible y aceptable. Pero escuchar de verdad requiere un trabajo duro, así que piensa en ello como una inversión.

Estarás fortaleciendo la autoestima de tus hijos, y cuando tus hijos confíen en ti para que les prestes atención, es más probable que confíen en ti en cualquier otra circunstancia.

También les enseñará a sus hijos cómo convertirse ellos mismos en buenos oyentes, lo cual es una de las habilidades más importantes que aprenderán. Considera estas estrategias para ser un mejor oyente para tu pequeño, especialmente si este desea una fiesta de cumpleaños aunque sea pequeño.

Prepárate para escuchar y tranquiliza tu mente

Prepárate para escuchar y tranquiliza tu mente
Ser un mejor oyente para tu pequeño es también una cuestión de práctica y entrenamiento

Siempre que puedas trata de dejar lo que estás haciendo para prestarles atención. Esto puede relajar a tus hijos para que la comunicación fluya mejor. Esto les dice “Tengo tiempo para ti”, “Eres importante para mí”.

Esto no sólo hace que tu hijo se sienta profundamente escuchado, sino que también modela los buenos hábitos de escucha: concentrarse, guardar los aparatos y valorar las relaciones por encima de todo.

Ser un mejor oyente para tu pequeño es también una cuestión de práctica y entrenamiento. Sin embargo, cuando pierdas la concentración siempre puedes decir, “Lo siento. ¿Puedes repetirme la última parte? Me distraje por un segundo”.

Cuando tu hijo te cuenta una historia no necesitas estar planificando mentalmente una respuesta o ponerte en modo de resolución de problemas.

Puedes usar esta pregunta para saber en qué modo estás: «¿Estoy escuchando realmente o solo estoy esperando para hablar?». Recuerda que como padre, eres uno de los primeros que ayuda a modelar las habilidades sociales de tu hijo.

Haz buenas preguntas

Dicho lo anterior, la esencia de la escucha efectiva no necesariamente es el silencio. Cuando haces preguntas, estarás sondeando sobre lo que espera tu pequeño de esa conversación. Por ejemplo, si el pequeño está molesto es importante saber si quiere tu ayuda o solo quiere desahogarse.

También quieres asegurarte de que entiendes lo que están diciendo, así que puedes aprovechar las preguntas para aclarar cualquier suposición que pueda subyacer a su historia.

Los buenos oyentes hacen buenas preguntas. Pero tienen que ser preguntas que no sean intentos camuflados de aconsejar, convencer o corregir a la otra persona. Ser un mejor oyente para tu pequeño también implica no juzgarlos antes de tener toda la información.

Practica la escucha activa

Practica la escucha activa
Hacerles saber que entendemos cómo se sienten reducirá su ansiedad y facilitará la comunicación

Esto puede tomar la forma de interjecciones breves: “¡Qué divertido!”, “¡Oh, qué mal!” o incluso hacer un resumen más largo. Esto te servirá para comprobar que has oído lo que creías haber oído.

En niños pequeños, la escucha activa o reflexiva puede ayudarte a identificar sus emociones: “¡Debes estar muy enojado!” o “¡Eso debió ponerte muy triste!”. Hacerles saber que entendemos cómo se sienten reducirá su ansiedad y facilitará la comunicación.

Escucha con todos los sentidos

Escuchar requiere presencia y atención. Tienes que estar controlado y sintonizado con tu pequeño, no sólo en lo verbal sino también en lo no verbal. Si tu hijo te dice algo y notas que las palabras no coinciden con la sensación que estás teniendo, adelante y pregunta sobre eso.

Sin embargo, a veces cuando no estamos mirando es que nuestros hijos se revelan más profundamente. Muchas de las conversaciones más importantes que he tenido con mis hijos han ocurrido mientras conducía o simplemente caminábamos.

Ser un mejor oyente para tu pequeño es, sobre todo, encontrar y aprovechar cualquier oportunidad para comunicarte con ellos.

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